lunes, 1 de octubre de 2012

¿QUÉ AMAS MÁS?

Obviando el amor a Dios Por Jorge Amonzabel En las experiencias en las diversas actividades realizadas y en distintos grupos humanos profesionales y no; he encontrado hombres y mujeres que aman la humanidad. Aquellos que no delimitan las fronteras, que están dispuestos al servicio, son solidarios y no tienen color político o monetario. Son humanos que han visto de cerca y de lejos que es más importante la vida de las personas, el confort de todos y el alimento y agua en su país como en otros. Están dispuestos a negar su vida o postergarla por otras personas. Aman tanto a los del campo como a los de las ciudades, aman a los de una nación poderosa como pobre. En el curso de la historia producida, he encontrado humanos que aman la patria, el Estado, su país. No ceden a su identidad y son absolutos en la defensa de su territorio, cultura, características propias y de su soberanía. Mayormente son uniformados, de las fuerzas armadas y su deber y consigna es defenderla hasta las últimas consecuencias de cualquier amenaza enemiga, sea esta terrenal o extraterrestre. No mide, no considera, y ni siquiera aceptan “amistad” o reconocimiento de lealtad, entre los vecinos o “posibles enemigos” Estos patriotas, que tienen la competencia de defender al humano que nación y es estante de su tierra, no ama a la humanidad. Los hombres y mujeres que no son de su patria, son enemigos. No hay espacio que valga. Pueden hacerse alianzas, concertaciones y asociaciones con otros países, mas su lealtad y primera visión es a du Estado y lo que contiene éste. Los que aman la humanidad y aman la patria, son en cierta manera humanos apreciados. He encontrado un grupo que ama el poder. El poder a través del dinero, el poder a través de la manipulación, el poder a través de la influencia, etc. Estos hombres y mujeres, no tienen patria, no tienen consideración de la humanidad. Su gloria y su satisfacción es tener poder. No miden sus acciones en contra de las sociedades para obtener el poder en el dinero. No cesan sus acciones, artimañas y agresiones por lograr el poder en la política. Se sacian y quieren más. En lo poco y en lo mucho son amantes del poder. Por consiguiente no les afecta quiénes son sus conciudadanos o qué frontera les separa de otro país; lo que importa es el poder y su ejercicio. En tres casos, puede haber variantes que intensifican al amor o disminuyen el amor. Mas en los tres son claras las pretensiones y las acciones. En el mundo, los gobiernos, con poder o sin él; los “gobiernos detrás de la silla presidencia o el trono” tienen intereses y en general es loable, lo que las constituciones les manda: el bienestar de sus habitantes, de su pueblo y larga vida a todos. Cuando esto es la razón de su gobierno; debemos agregar si sus intenciones son en amor solo a los humanos que habitan esa tierra o a toda la población mundial. Sin embargo esto último no ocurrirá, si tienen amor a su patria, su Estado. Porque esta primero. Se defenderán en caso de agresión y atacaran en caso de necesidad de algún bien o de respuesta a las necesidades de su población. Si no aman su población y tampoco su patria; se unirán a quien sea, aceptaran el saqueo o la complicidad para atacar a otro. No consideraran nada que sea contrario a su poder. Puede ser el dinero que va primar o la satisfacción de contar con elementos que son de su deseo. No impide nada su ejercicio del poder, inclusive, ciudadanos de su territorio serán alejados o muertos, por mantener el poder.
Nosotros debemos enseñar a amar a la humanidad a fin de vivir en paz y en armonía, en la diversidad, en la abundancia o en la escases. Para los creyentes del evangelio de Jesús, quien ama a Dios, ama a su prójimo y se da por él. Posterga el amor a la patria y su patrimonio. No cede a la imposición de otros grupos por amor a los suyos, que son todos. En el caso de los militares, es opuesto. Por ello, para los militares es difícil entender que antes que la patria esta su prójimo. Porque sólo los ciudadanos de su patria son su prójimo. Los demás son enemigos o amenaza a la nación. En cambio, para los que aman el poder, el prójimo es quien les ayuda a obtener o retener el poder. En tanto lo haga, sirve, luego lo desecha. Su principal amor esta en el control y manipulación del prójimo. Este poder no necesariamente se centra en el amor al dinero, lo ama sí, pero es porque le da poder. Ama el poder y los bienes o patrimonio que le da para ejercerlo. Está lejano el hombre o la mujer que pueden ser cercanos para compartir algún momento el poder. Inclusive su familia es utilitaria para sus fines. Aprovecha de la humanidad y la patria, para aparecer como consciente de los intereses de los demás y de la defensa de la patria. Sin embargo, su fin es el poder. Esta clase es la más peligrosa para la humanidad. (J. Amonzabel)

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