domingo, 20 de marzo de 2011

ECOLOGÍA CON PAISAJE, OPORTUNIDAD A ESGRIMIR

(Extracto de Diseñando el paisaje de J. Amonzabel)
Por Jorge Amonzabel

Un planificador del paisaje puede aprovechar cada capa ecológica de su territorio, para elegir las frutas o plantas, que por las cualidades propias para la zona, pueden intervenir a disminuir los riesgos del suelo y la fauna, además de brindar elementos para crear y lograr la composición del paisaje.

Las flores, como tal, son elementos vivos, con características específicas en cuanto a colores, formas y texturas; y su funcionalidad la limitan según el jardinero o paisajista. El uso en adornar jardines, plazas y espacios abiertos es una técnica tradicional. Si bien contribuyen con el oxigeno y el ambiente, por su composición; están utilizadas sin explotar cualidades ambientales mejores. Por ello, las flores de los frutales y frutos, por ejemplo; no tienen uso de ornamentación regularmente, por las características de la finalidad que la confieren. Al igual que las plantas comestibles o plantas de productos agrícolas de consumo. Y todas ellas son de una belleza singular.

La ventaja de utilizar el paisaje como un componente de la sostenibilidad y protección del medio ambiente, es a la vez una contribución a la sensibilidad de la estética manifiesta con sentido y profundidad: Los árboles y las plantas utilizadas pueden brindar productos que son de consumo humano apetecibles por los ojos y, aportan a la alimentación nutrientes, vitaminas y calorías. Cada periodo de crecimiento y, en la renovación regular del ciclo hasta dar el fruto; propone a la vista un paisaje con contenido nuevo.

Es maravilloso observar los árboles frutales debidamente ordenados en surcos calculados para su cosecha bajo los pies de un cerro, en el valle o encima de él. Contribuyen a evitar la erosión del suelo por el viento, se involucran en la fertilidad del sistema y dan un espectáculo maravillo para el habitante y visitante de la zona.

El visualizar las hileras de plantas donde la flor, en su momento, enarbolan la zona con colores diversos, formas distintas y; a la vez producir productos con texturas, colores y múltiples formas; que luego llegarán al consumo humano, la bellaza natural de cada una o en conjunto gratifica el espíritu y luego el cuerpo.

Lo estacionario y periódico del lugar es paisaje que en ocasiones puede renovarse en gracia y belleza; por las fases que atraviesa cada especie en todo el recorrido de su desarrollo o cambios en el hábitat. La vida natural que cada vez se inicia durante la plantación de todo producto, desde la semilla hasta el fruto; son elementos del paisaje que bien pueden aprovecharse, dependiendo de la intencionalidad de cada diseño. La transformación, como factor natural, para el arquitecto, por ejemplo, es la base de una composición estructural del desarrollo urbano y habitacional.

Es urgente la necesidad que el planificador del paisaje se haga ecologista y arquitecto formado con mucha dosis de diseño estructural, retorne con equilibrio al arte y despierte en su diseño el uso de lo ecológico y ambiental y, el arquitecto del paisaje, además de usar los elementos que brinda la naturaleza en las flores, hojas, tallos y frutos para espacios abiertos públicos y privados, incorpore; los detalles y cualidades de los frutales, plantas y arbustos; que provocan en el contexto de un diseño urbano o estructura habitacional; características con contenido. (JA)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es muy cierto, pero la arquitectura del paisaje debe sobre todo complementarse con la planificacion de ciudades sostenibles. Asimismo deben hacer incapie en la educacion, tiene que ir mucho mas alla de plantar plantas siono debe contribuir con el uso eficiente del agua.